viernes, 11 de noviembre de 2011

ARTE EN ESPACIO PUBLICO

Shuttlecock/Blueberry Pies I and II (detail), 1999








Apple Core, Israel Museum Art Garden








Spoonbridge and Cherry, 1985-1988
aluminum, stainless steel, paint





ANISH KAPOOR, THE CLOUD GATE. 2004-2006





Para el filósofo francés  Michel Foulcault, el espacio es la dimensión más 
significativa para la humanidad contemporánea. Hoy en día el espacio se concibe a partir 
del tipo de uso que le dan las relaciones sociales  que en él se llevan a cabo. En el 
espacio “contemporáneo”, una acepción fundamental para las prácticas comunicativas es 
la del espacio público, un escenario virtual que se forma originado en la interacción de los 
habitantes de una ciudad. 


 Para Jugen Habermas, el espacio público, para ser definido como tal, debe ofrecer 
las siguientes características: 


La “inclusividad”, es decir, que este espacio es accesible para todos sin distinción. 
Carácter igualitario. No sólo tiene acceso a él cualquier persona, sino que además, 
en su interior, nadie tiene prioridad sobre alguien, se comparte por todos los 
participantes desde una posición igualitaria. 
 
Se refiere a la apertura, en el sentido  de que cualquier asunto, sin 
restricción, puede ser lanzado a discusión entre todos los participantes del espacio 
público. 

Su función principal radica en poder albergar una verdadera discusión heterogénea 
y simultáneamente accesible para todas las perspectivas. El espacio público juega un 
papel esencial en la comunicación entre ciudadanos, se encuentra, por definición, libre de 
intereses exclusivos (aunque la contaminación publicitaria parece atentar contra este 
punto). Su facilidad y rapidez de acceso permite el intercambio de discursos de distinta 
naturaleza, forma y contenido.



El arte público ha sido desde hace tiempo una parte relevante del desarrollo de las artes en varias partes del mundo y en diversas épocas. Empezando por las catedrales góticas de la edad mediaLa relevancia del arte público hoy en día se da, como una lucha entre la estancia del arte en sus antiguos establecimientos: museos, galerías, salones privados, etc. Sin que sea posible el disfrute de ellos por el resto de la sociedad.
El arte público se ha caracterizado por poseer una gran fuerza política, esto es básico, pues al ser y estar destinada a un espacio público, se convierte en una practica política.

Pero quizás la fórmula más contemporánea de una nueva burocracia estética llevada a cabo con fines políticos ha sido la de concebir la totalidad de la ciudad como un museo al aire libre –en concordancia con nuestra cultura del ocio y del espectáculo. La idea de modernidad está inextricablemente ligada a la idea de museo.


Durante las últimas cuatro décadas, el programa fundamental de estos artistas ha consistido en subrayar su distanciamiento crítico con respecto a la autonomía del arte, comprometiéndose en los retos estratégicos de las estructuras de la ciudad y proponiendo una transformación crítica de la cultura desde dentro, inmersa en el debate público desde la propia ciudadanía (para ello se apropian de los medios de comunicación, exploran el entorno, la educación, el espectáculo, la propia Institución del Museo, etc.)




Figueroa, Fernando: Graphitfragen. Reflexiones estéticas y éticas sobre el Graffiti 
contemporáneo. Minotauro digital, 2006. 

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